Fortnite y adicción a los videojuegos

Cada día compruebo con mis alumn@s que muchos chicos y alguna chica (muchísimas menos) tienen como ocio principal los videojuegos, y en este momento parece que el Fortnite está absolutamente de moda. Es un juego gratuito con más de 40 millones de usuarios, que se puede jugar en videoconsolas, ordenador y móvil, por lo que probarlo es fácil debido a su alta accesibilidad. . El juego en su modo Battle Royale consiste en aterrizar en una isla que va reduciendo su tamaño debido a una tormenta y sobrevivir a una batalla a vida o muerte entre 100 concursantes e ir matando adversarios para quedar el último. Pueden jugar en solitario o por equipos.
Es un juego muy adictivo, y los logros obtenidos hacen a los chavales sentirse valorados socialmente.
El mayor riesgo de Fortnite comparado con otros  videojuegos reside en su formato online y con otros jugadores, yo como madre les he prohibido a mis hijos que hablen o interactúen con desconocidos, así todo el riesgo sigue ahí.
Aunque es un juego de batalla y hay armas no es muy violento, los personajes no mueren, desaparecen y son transportados a otro lugar para comenzar una nueva partida.
Por otro lado creo que Fortnite tiene también oportunidades educativas, se aprende a jugar en equipo, estrategia, gestión de recursos, precisión, toma de decisiones, control de contingencias, logro por objetivos, aprenden a aprender, resuelven conflictos etc.
No estaría mal aprovechar este juego (u otro) para educarlos emocionalmente, controlando la ira al ser eliminados; enseñándoles a levantarse después de ser derrotados (resiliencia). También puede ser útil para que aprendan los mecanismos por los cuales nos enganchamos psicológicamente a ciertas cosas, que disfruten de las victorias y sean buenos ganadores y perdedores. Y por supuesto pueden aprender a apoyar a los compañeros que son menos hábiles intentando enseñarles trucos y tomarse con humor los errores.
Como recomendación os invito a probar a jugar y ver el juego en primera persona, de esta forma podremos dialogar mejor con nuestros hij@s ayudando a potenciar los beneficios del juego y minimizar los riesgos.

Podemos estar hablando de una adicción a los videojuegos cuando el/la  chico/a deja de hacer las tareas, se angustia cuando no puede jugar, se retrae socialmente y se aisla. También podemos hablar de adicción cuando hay una incapacidad para controlar la frecuencia, intensidad y duración de la actividad. Si encontramos estas señales en nuestros hij@s es posible que estemos hablando de una patología de salud mental y lo más razonables sería acudir a un especialista.

Y llegados a este punto ¿qué podemos hacer cómo padres?, pues establecer límites de tiempo de videojuegos, puede ser razonable que sólo jueguen los días que no haya colegio y un máximo de dos horas diarias. Es verdad, que si no tienen otra cosa que hacer es muy complicado luchar por poner el límite, por lo que también es aconsejable que les ofrezcamos alternativas de ocio, como ya he comentado en otras ocasiones, el deporte o  los grupos de tiempo libre (tipo scouts o similar) para mi son la mejor opción. 

Os animo a continuar en esta apasionante tarea de educar.


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