Educando adolescentes: Cariño, límites y comunicación.

Es verdad que a veces es complicada la relación de los padres y madres con los adolescentes,  están en un momento de afirmar su propia personalidad y de oposición a todo lo que viene de la "autoridad", a veces parece que no quieran saber nada de la familia, pero nada más lejos de la realidad, quizá es el momento en que más nos necesitan. Necesitan saber que estamos ahí para apoyarles y acompañarles aunque no sean capaces de expresarlo.

Yo resumiría en tres palabras lo que nuestros adolescentes necesitan: Cariño, límites y comunicación.

CARIÑO: Tienen que sentirse queridos a pesar de que ellos no siempre son capaces de mostrarnos el afecto, es fundamental en su desarrollo sentirse queridos de manera incondicional, les da seguridad en sí mismos y autoestima, ambas necesarias para lograr autonomía.

LÍMITES: Por otro lado los  límites son imprescindibles, los adolescentes necesitan conocer esos límites, y aunque expresarán su disgusto con ellos, si no los tuvieran pensarían que no tienen nadie en quien confiar y que vele por sus intereses y seguridad. Es cierto que estos límites a veces necesitan negociación, no es como cuando eran pequeños, ahora hay que argumentar y explicar el porqué de esos límites y en qué les beneficia. Esto no hará que dejen de verlos como una limitación a su libertad pero les ayudará a empatizar con nosotros y conocer nuestros motivos.

COMUNICACIÓN: Es bueno al hablar con los adolescentes hacerlo en términos de responsabilidad de sus actos y consecuencias y no de culpabilidad, la culpabilidad genera una relación desconfianza y en último término una baja autoestima, haciendo que piense "no valgo para nada", "soy un inútil".
Para comunicarnos bien con nuestros hijos adolescentes debemos hacer un ejercicio de empatía y ponernos en su lugar, no decir lo que deben o no deben hacer sino incentivar la reflexión y ofrecer consejo sin imponer.
Es importante escuchar a nuestros hijos sin juzgar, no utilizar en su contra lo que nos dicen favorece la confianza y en definitiva mejora la relación.

La comunicación es tan importante que merece tener dentro de nuestras rutinas diarias un espacio en el que la familia podamos encontrarnos. Quizá alguna de las comidas diarias, donde nos juntemos todos, en un espacio de calidad, libre de televisión y de móviles pueda ser ese momento especial de comunicación para que padres e hijos podamos cultivar y potenciar una buena relación de confianza, respeto y aceptación.

Apasionante tarea la educación.


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