Los "celos" de la hermana mayor

Esta semana una de mis compañeras de trabajo me decía lo difícil que le estaba resultando la relación con su hija mayor desde que nació la pequeña y aunque hace años que pasé por esta etapa, aún la recuerdo con horror (jajaja).
La sensación de ser "malas madres" es muy frecuente, cuando los niños son pequeños y cuando ya no lo son tanto y afecta profundamente a nuestro estado de ánimo.
 ¿Qué es lo que cambia con el hij@ mayor cuando nace un herman@? Pues yo creo que lo que cambia sobre todo es nuestra forma de ver al primogénit@, resulta que de pronto vemos a un niñ@ físicamente mucho más grande y menos necesitado que el pequeño, y cambian nuestras expectativas sobre el/ella, le damos una autonomía que hasta ahora no tenía y le pedimos una independencia de la que no gozaba. Y nuestr@ hij@ mayor obviamente se resiste, no entiende que haya cambiado nuestra forma de verle y tiene la sensación de que le tratamos diferente, y no es una sensación, es una realidad.
Hay quién dice que al hacer esto consciente volveremos a tratarle como antes, pero yo creo que esto no es posible, se ha producido un cambio en la familia que todos tendremos que encajar, cada uno a su manera.
Aunque sí es verdad que darnos cuenta de que nuestro hij@ mayor no puede adquirir la autonomía que nosotros deseamos de un día para otro, es todo un proceso que lleva su tiempo, así que por nuestra parte requerirá paciencia y aprender a ver sus necesidades que ahora son otras.
En muchos casos nos encontramos con niñ@s que cuándo tienen un herman@ comienzan a presentar rabietas y comportamientos disruptivos que antes no tenían y no sólo eso, da la sensación de que han cambiado su carácter, lo que desespera a los padres que antes tenían un niñ@ encantador.
¿Qué podemos hacer ante esta situación?
- Lo primero hacernos conscientes de que tener un nuevo hij@ genera una situación familiar nueva a la que todos los miembros de la familia deben adaptarse, TODOS.
- Darnos cuenta de que vemos de otra forma a nuestr@ hij@ mayor, más grande, con menos necesidades... e intentar cuidar nuestra relación con él desde esta nueva perspectiva. Ser mayor también tiene ventajas que tendrán que aprender a ver.
- No prestar atención a los comportamientos disruptivos o rabietas de nuestr@ hij@ mayor, sobre todo a esos comportamientos "nuevos" que pueden ser una llamada de atención, si no prestamos atención acabarán por desaparecer, pues no reciben premio.
- Prestar especial atención y premiar con palabras, caricias, tiempo de juego o lo que sepamos que nuestro hij@ demanda, aquellos comportamientos positivos y que queramos potenciar como jugar solo, ser más autónomo, gestos de cariño con el hermano o los padres... La clave es darnos cuenta de cuándo nuestro hij@ está haciendo lo que queremos y premiarlo en ese mismo momento.
- Tener muy muy claro que hacemos todo lo que podemos por ser buenas madres y padres, aprender a valorar nuestro esfuerzo, querernos más y ser conscientes de que a veces estamos desbordad@s y no pasa nada.

Son tiempos duros los de la crianza pero no es un mito eso de que crecen muy rápido, aprovechad ese tiempo agotador para disfrutar de los peques, en cuanto queráis daros cuenta se han hecho mayores. Y niños pequeños problemas pequeños.... el resto lo dejamos para otro día.
Apasionante tarea la de educar.



Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Cómo hablar de la muerte a nuestros hijos?

Familia y escuela ¿todos a una?

Educación en igualdad de género